Carolina Herrera peruana triunfa ante demanda de la multinacional

María Carolina Herrera, una empresaria de jabones artesanales, logra defender el derecho a usar su propio nombre en su negocio, enfrentándose...

María Carolina Herrera.

María Carolina Herrera, una empresaria de jabones artesanales, logra defender el derecho a usar su propio nombre en su negocio, enfrentándose a la reconocida diseñadora venezolana y ganando un importante caso ante INDECOPI

María Carolina Herrera, residente de Ate-Vitarte en Lima, Perú, llevaba una vida tranquila dedicada a su negocio de jabones artesanales. Sin embargo, en 2021, su nombre ganó notoriedad cuando se vio envuelta en una disputa legal con la reconocida diseñadora venezolana Carolina Herrera, conocida mundialmente por su marca de moda y perfumes.

La controversia comenzó cuando María Carolina, originaria de Cerro de Pasco, decidió registrar su marca "La Jabonera by María Herrera" en el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (INDECOPI) en Perú. Este registro fue un obsequio de su hijo, Darío Morales, quien estudió Derecho en la Universidad Mayor de San Marcos. Lo que empezó como un gesto de apoyo familiar rápidamente se convirtió en un enfrentamiento legal con la marca de lujo internacional.

Carolina Herrera Ltd., la empresa que gestiona la marca de la diseñadora, reaccionó enviando una notificación legal en noviembre de 2021, oponiéndose al registro de la marca de María Carolina. Alegaban que el nombre “Carolina Herrera” ya estaba vinculado a productos de la misma categoría, incluyendo jabones no medicinales, y que podría causar confusión entre los consumidores.

María Carolina, sin embargo, defendió su derecho a usar su nombre. Argumentó que "Herrera" es un apellido común en Perú y que no debería haber conflicto con la marca internacional. A pesar de las dificultades, y con el apoyo de su hijo, decidió seguir adelante y luchar por su marca.

Después de un largo proceso, INDECOPI falló a favor de María Carolina, permitiendo que su marca y la de la diseñadora venezolana coexistieran sin problemas. Este resultado no solo fue un triunfo personal para ella, sino también un símbolo de resistencia para otros emprendedores locales que enfrentan desafíos similares contra grandes corporaciones internacionales.

El éxito de María Carolina en esta batalla legal le permitió continuar con su negocio, cuyos ingresos destina en gran parte a causas sociales, como la esterilización de animales abandonados. Su historia, llena de determinación y compromiso social, resalta la importancia de proteger los derechos de los pequeños empresarios frente a las grandes marcas globales.